Lo que no te dicen de la manga gástrica (y deberías saber antes de operarte)

El primer paso es agendar una consulta de valoración médica. En ella realizamos un diagnóstico completo que incluye tu historia clínica, antecedentes personales y familiares, y un estudio de composición corporal (InBody). A partir de esto, podemos determinar si eres candidato o candidata para la cirugía. No se trata de decidir de inmediato, sino de iniciar un proceso informado y responsable. A partir de esta evaluación, te acompañamos paso a paso junto a mi equipo multidisciplinario, para asegurarnos de que tu salud y tus objetivos estén alineados con el procedimiento.

Sí, en ciertos casos. Si tienes un IMC mayor a 30 y además presentas condiciones asociadas como resistencia a la insulina, hipertensión, apnea del sueño o síndrome de ovario poliquístico (SOP), puedes ser candidata o candidato. La manga gástrica no es exclusiva para casos de obesidad mórbida; también puede ser indicada en personas con sobrepeso clínicamente significativo, siempre que exista una indicación médica clara y un plan de seguimiento adecuado. Por eso, insistimos en la valoración personalizada.

Sí, es posible si no se mantienen los cambios en el estilo de vida. La manga gástrica reduce el tamaño del estómago, pero no controla lo que eliges comer ni tu nivel de actividad física. Si después de la cirugía vuelves a malos hábitos alimenticios, dejas de hacer ejercicio y no acudes a los controles médicos, puedes recuperar parte o incluso todo el peso perdido. Por eso el acompañamiento posterior, tanto nutricional como psicológico, es clave para mantener los resultados a largo plazo.

La recuperación depende de cada paciente, pero gracias al uso de tecnología mínimamente invasiva como el robot Da Vinci, la mayoría de mis pacientes retoman sus actividades normales entre 7 y 14 días después de la cirugía. El dolor es mínimo, hay menos inflamación y las cicatrices son más pequeñas. Eso sí, debes seguir una dieta líquida progresiva en las primeras semanas y evitar esfuerzos físicos intensos hasta que estés completamente recuperado, según las indicaciones médicas.

Al principio sí, porque el estómago necesita adaptarse. Durante las primeras semanas después de la cirugía, seguirás una dieta líquida y luego una alimentación blanda hasta volver gradualmente a una dieta sólida. Con el tiempo, podrás volver a comer la mayoría de los alimentos, pero en porciones mucho más pequeñas. No se pierde la capacidad de disfrutar la comida, pero sí cambia la relación con ella. Aprenderás a identificar la saciedad y a valorar más los alimentos nutritivos.

No se puede hablar de “cura”, pero sí de remisión clínica. Muchos pacientes con diabetes tipo 2 o SOP experimentan mejoras notables tras la cirugía. En el caso de la diabetes, la reducción de peso y el cambio metabólico generado por la cirugía pueden normalizar los niveles de glucosa sin necesidad de medicamentos. Con el SOP, muchas mujeres recuperan su ovulación, regulan sus ciclos menstruales y mejoran sus posibilidades de fertilidad. Cada caso es diferente, pero los beneficios metabólicos de esta cirugía son significativos.

Es una posibilidad, pero no es inevitable. La presencia de flacidez depende de varios factores: el peso inicial, la edad, el tipo de piel, la genética y, sobre todo, si realizas ejercicio desde el inicio del proceso. En mi equipo contamos con planes personalizados de actividad física y nutrición para ayudarte a reducir el impacto estético de la pérdida de peso. En casos donde sí se presente flacidez importante, puede considerarse una cirugía reconstructiva más adelante.

En promedio, los pacientes pierden entre 60% y 70% del exceso de peso en los primeros 12 a 18 meses después de la cirugía. Esto significa que si tu exceso de peso es de 40 kilos, podrías perder entre 24 y 28 kilos. El resultado exacto depende de factores como tu compromiso con la alimentación saludable, el ejercicio y el seguimiento médico. La cirugía es solo el inicio, pero el cambio de hábitos es lo que realmente sostiene el resultado.

Como cualquier procedimiento quirúrgico, la manga gástrica conlleva riesgos, aunque son bajos cuando se realiza con tecnología adecuada y por un equipo especializado. Algunos riesgos incluyen sangrado, infección, fuga en la línea de sutura y complicaciones anestésicas. No obstante, en manos expertas y con preparación adecuada, el procedimiento es altamente seguro. Utilizar tecnología como el robot Da Vinci mejora significativamente la precisión y reduce complicaciones. Además, el control pre y postoperatorio disminuye al mínimo los riesgos.

Uno de los pilares de mi práctica es el acompañamiento integral, porque entendemos que operarte es solo el comienzo. Después de la cirugía tendrás:

• Seguimiento nutricional para adaptar tu alimentación a cada etapa del proceso.
• Apoyo psicológico para manejar los cambios emocionales y de comportamiento.
• Asesoría en actividad física con entrenadores especializados.
• Controles médicos regulares para monitorear tu progreso y prevenir complicaciones.

No estás solo ni sola en este camino. Nuestro compromiso es que te sientas acompañado en cada fase de tu transformación, con atención personalizada y soporte profesional.